¿Cómo construir una pareja feliz? La pareja es
una construcción de a dos que la conforman, nunca se construye compitiendo con
el otro, sino creando un “cerebro de pareja” donde cada uno aporta su visión y
lo suyo propio. Es imposible construirla venciendo o derrotando al otro, porque
así desaparecería lo que me atrae de mi compañero/a. La pareja no compite entre
sí sino que ambos se potencian.
La pareja es una construcción de cada día. Por eso no importa tanto
el fin como el proceso. Es muy importante, ver si el otro está en ese mismo
proceso, si demuestra interés en conocerme, ver mis gustos, ideología, planes,
etc. y si ese interés va creciendo con el tiempo. El problema es cuando el otro
está en “otro proceso”. Yo estoy interesado en conocer al otro pero él está en
otra sintonía. Por ejemplo, él sale con una y otra y otra; ella coquetea con
todos. Si están en el mismo proceso de conocerse, con el tiempo se seguirá
construyendo esa amistad que derivará en pareja o no. Pero más allá de todo ese
“riesgo” de sí o no, es bueno poder disfrutar el proceso, dado que la vida es
mucho más que estar con o sin pareja.
Primero hay que sanar el pasado, porque
quieres con él, sanar una herida de tu infancia; y tienes que buscar un
hombre de compañía, pero no un hombre que te cure tus heridas.
Nunca vas a tener autoridad
en tu pareja si el pasado tiene poder sobre tu vida. Si todavía dices: “mi ex
me hirió, entonces todos los hombres son malos, son todos iguales, todos me van
a terminar hiriendo”, ese pasado que te dañó, que te hirió, que te hizo mal,
todavía sigue teniendo poder en el presente, por lo tanto va a arruinar
cualquier pareja; porque todavía el pasado tiene poder sobre ti y no puedes
tomar autoridad en esa nueva relación que quieres tener.
En una pareja siempre hay
discusiones; “si en todo se llevan bien es porque seguramente alguno de los dos
no está pensando”, las parejas que no discuten tapan grandes problemas, que
cuando salen a la luz se terminan quebrando. Otros pelean todo el tiempo porque
no saben las leyes de la discusión.La pelea inteligente siempre se hace de
manera suave. La diferencia es la intensidad, si agredes, te responderán
con agresión, hay que hacer el planteo del problema sin agredir al otro. Saber
cuándo detenernos y parar; los necios hablan sin pensar; algunos se agreden con
caras, porque es una lucha de poder. En una pareja cada uno tiene su versión,
no hay buenos y malos. Nadie tiene que ganar el cien por ciento porque el otro
pierde el cien por ciento y trae resentimiento y pasada de factura. No se trata
de obedecer al otro, sino de encontrar una solución. No hay que pelear por
tonterías, pregúntate: “¿vale la pena pelear por esto?”.
Si en la pareja hay apatía: entonces no va a
haber pareja, porque no considero al otro.
Si en la pareja hay empatía: está alerta a
las señales del otro, ve lo que el otro desea o le pasa o siente, entonces está
bien encaminada. Nuestra cultura no nos entrena para la empatía sino para la
apatía. Tengo que registrar lo que le pasa al otro, a veces damos algo que el
otro no necesita, tiene sed y le doy una porción de pizza. ¿Estás dando lo que
el otro necesita?Hay que registrar y respetar el deseo del otro, sus
necesidades y gustos.
La creatividad empática se basa en hacer algo que sorprenda al otro
en función de lo que el otro necesita. Si no hay empatía no van a poder
conectarse.
Las parejas exitosas siempre buscan intimidad, de
conocer el mundo interno a través de las preguntas y de darse a conocer.Cuando
uno conoce el amor sabe que no hay nada más lindo en el amor, que experimentar
la libertad, la libertad de uno y la libertad del otro, de: “no te controlo y
no necesitas controlarme”, porque hemos madurado, porque tenemos un amor
seguro, porque hemos ido sanando nuestras vidas.
Por Silvia Truffa
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